Capítulo 03.
Una semana después, Jimin se había integrado de maravilla en la empresa del prometido de Seokjin y aunque Seonghwa se opuso al inicio, era él quien lo dejaba y lo recogía, para asegurarse que nadie lo recogiera o lo viera.
Lo cierto era que ya no estaba tan desconfiado, ya que había conocido a Kim Seokjin, él jefe de su esposo, no le pareció alguien de quien debía preocuparse.
—Si deseas, a partir de mañana puedes venir a trabajar tú solo.
—¿En serio?
—Si claro, siempre y cuando llegues temprano a casa, ya sabes que no hay quien cuide a mi madre.
—Entiendo, está bien —bajó del auto sin despedirse y entró a la empresa.
Saludó con una bella sonrisa a la recepcionista y tomó el ascensor dispuesto a subir hacia su oficina, donde Seokjin lo esperaba; sin embargo, en el camino se encontró con Namjoon, él prometido de su jefe.
—Señor Kim, buenos días.
—Jin salió por un café, así que espéralo en su oficina —le dijo el mayor sonriendo.
—Llegué tarde y fue solito por su café.
—Jimin —comenzó a reír—. Eres su asistente, no su esclavo, él puede hacer ciertas cosas por sí mismo.
—Si usted lo dice...
—Por Dios, no me trates de "usted", me siento tan viejo —golpeó suavemente su hombro y Jimin ahogó un jadeo—. ¿Te golpeé muy fuerte?
—Oh no, me caí de la cama mientras dormía —mintió sonriendo para que su mentira fuera creíble.
—Disculpa, no lo sabía.
Jimin no le tomó importancia y con una corta reverencia se dirigió directamente a su oficina, esperando a su jefe. Las marcas en su cuerpo ya no eran tan notorias, ahora solo dolía cuando hacía movimientos bruscos o fuertes.
Hizo dos amigos en aquella empresa, un asistente y el director de marketing de la empresa, Jung Hoseok y Min Yoongi, cada uno con una historia diferente.
Hoseok, por un lado, le había dicho que tenía una niña de 10 años, llamada Hikaru, su madre los había abandonado para irse con otra persona a otro país, pero en ese tiempo de soledad, cuando él entró a trabajar, conoció a Kim Taehyung, el hermano mayor de Seokjin y socio de Namjoon. Claro que fue una gran ayuda, además que llevaban medio año de relación.
Por otro lado, Yoongi, a pesar de ser joven y ser casi de la misma edad que él, era director de marketing de la empresa, siempre tratando de hacer campañas, creando anuncios publicitarios para atraer clientes. Era hijo único y estaba en medio de un proceso de divorcio, ya que en su juventud fue obligado a casarse con alguien a quien no amaba.
Esos dos junto con Jin se habían vuelto sus mejores amigos.
—Señor Jeon, aquí está el informe que me solicitó —Hoseok dejó un folder sobre el escritorio.
—¿Jimin te dijo algo más?
—No señor Jeon, pero insisto, ¿por qué no se acerca y habla con él?
—Claro que no Hoseok, él es muy tímido y voy a espantarlo.
—Más se va a espantar cuando vea que lo mandó a investigar.
—Bien, veré como me puedo acercar a él, pero primero necesito saber que es lo que esconde, porque ya sabes que una sonrisa alegre todos los días, es sinónimo de-
—De querer ocultar algo doloroso, lo sé —suspiró—. Haré cualquier cosa para seguir investigando. ¿Feliz Jeon?
Jungkook sonrió de forma afirmativa y tomó el folder viendo lo poco que Hoseok había conseguido.
✧✦✧
Luego de su jornada de trabajo, Seokjin lo detuvo antes de que saliera de la oficina.
—Minnie, no quise decirte nada antes, pero esas marcas en tu rostro no son normales y no creo que te caigas todos los días, ¿o sí?
—No sé de qué estás hablando —le sonrió.
—Si tu esposo te está haciendo algo, puedes decírmelo, trabajas en un bufete de abogados, somos amigos, yo soy abogado, dime lo que te esté pasando, además debes pensar en el bebé que esperas —lo vio y tomó sus manos—. Jaebeom me lo dijo cuando te contraté.
—Jin —habló con seriedad—. Yo perdí a mi bebé por culpa de Seonghwa... sé que debo alejarme de él, ya no lo amo, pero no sé a donde ir, mi mamá me regresaría con él, mi hermana no sé donde está... estoy solo y no, no pienso ser una carga para ti.
—¿Sabes? Aquí tenemos a un abogado familiar que tiene especialidad en violencia doméstica, él podría ayudarte a divorciarte y te podría orientar. Te voy a sacar una cita con él, ¿sí? De seguro ya lo conoces, se llama Changbin y está un piso más debajo de esta oficina.
—Gracias —lo abrazó con fuerza y el alto le respondió—. Debo irme, te veo mañana, cuídate.
Salió de la oficina y del enorme edificio, viendo como Seonghwa lo esperaba afuera, tuvo miedo, puesto que lo había visto sonriente, mucho más de lo normal.
—H-Hola...
—Hola mi amor —besó sus labios y le abrió la puerta.
—¿Estás bien? Te noto muy feliz.
—Si, lo sabrás en casa mi vida.
Jimin intentó sonreír, pero le salió una mueca. Toda esa escena fue vista por un hombre de cabello largo, que sintió cierto asco y repulsión cuando vio como ese tipo besaba al menor, de una forma tan salvaje y sin sentimientos.
Seonghwa condujo con rapidez, mientras que el menor apretaba sus manos en dos puños, temía mucho por lo que estuviera a punto de suceder, solo quería llegar y dormir, pero ni bien se estacionó, fue el mayor quien le puso las manos sobre sus ojos y lo hizo entrar a la casa.
En el interior estaba la mesa, perfectamente decorada, con los platos servidos, una botella de vino y dos copas.
—¿Qué significa esto? —sonrió suavemente, incómodo.
—Le pedí a mi madre que cocinara esto, para nosotros —besó su mejilla y abrió una de la sillas—. Siéntate bebé.
—¿Por qué hizo esto? ¿Ya se fue a dormir sin ver su novela?
—Si, pero eso no importa mi amor, cenemos.
—Seonghwa, me estás asustando. ¿Qué es lo que sucede?
—Nada mi amor, no pasa nada —le sonrió—. Solo quiero que comas, que te alimentes bien.
—Yo te agradezco por la comida, pero no tengo hambre —dijo sutilmente.
—Amor, debes alimentarte bien, porque justo ahora es donde mejor debes comer.
—¿Qué?
Sin quitar su sonrisa, Seonghwa se levantó y fue a su habitación, sacando los objetos que había encontrado en la mañana, la ropa y los zapatitos de bebé, que estaban escondidos en el armario de la habitación, pero que lamentablemente fueron a dar con él.
—¿Por qué no me dijiste que iba a ser papá, mi amor?
La cara de Jimin se trasformó, lo recuerdos de la semana pasada lo invadieron, estaba sorprendido porque él no pensaba decirle nada a Seonghwa, ese iba a ser su secreto.
En mala hora no se deshizo de esos pequeños objetos, aunque sí, no quería botarlos, sentía como si su bebé aún estuviera dentro de él.
—¿De dónde sacaste esto? —se levantó y se lo quitó de las manos.
—Jiminnie, no te enojes, lo encontré de casualidad, pero ser padre es lo mejor que me puede pasar.
—Yo no estoy esperando un hijo.
—No hagas bromas de mal gusto, Jimin.
—Esto es un regalo para la recepcionista de la empresa —suspiró frustrado—. Solo para que te quede claro, yo no puedo tener hijos, así que hazte a la idea de que a mi lado nunca vas a poder ser padre.
Subió a su habitación casi corriendo y guardó los zapatitos junto a la ropa en su mochila, intentó llorar, pero no pudo, él no merecía saber que había perdido un bebé, porque él había matado a su bebé, por su culpa no podría tener hijos.
Lo odiaba, claro que lo odiaba y no merecía llamarse "padre".
Se acostó en la cama y comenzó a llorar sin hacer tanto ruido, él quería a su bebé y no podía hacer nada, si lo había perdido por culpa de ese monstruo.
Después de tanto llorar, se quedó dormido, hasta que sintió otro peso en la cama, inconscientemente se alejó un poco más y ya no pudo conciliar el sueño, deseaba fervientemente que se hiciera de día y así, sin pensarlo, amaneció.
Seonghwa dormía profundamente, se levantó despacio y se metió al baño para darse una dicha rápida e irse, pero grande fue su sorpresa cuando vio a su marido despierto.
—¿Ya te vas?
—Si, tengo una junta muy importante —dijo nervioso.
—Dile a tu jefe que te vas a quedar conmigo —se levantó con rapidez tomándolo de la cintura.
—No, no, esta junta es muy importante.
—Jimin, te dije que te quedes —besó su cuello.
—Ya me tengo que ir, lo siento —caminó rápido hasta las puerta, pero los fuertes brazos de su esposo se lo impidieron—. ¡Seonghwa debo llegar temprano!
—¡Que no maldita sea! —gruñó furioso, lo tiró a la cama posicionándose sobre él, tocando su cuerpo con desesperación—. Vas a quedarte conmigo y veamos si realmente no puedes darme hijos.
Jimin sentía asco e impotencia, como pudo juntó fuerzas y lo empujó yendo hasta la puerta.
—No quiero estar contigo, no quiero. ¡Entiende!
—Primero es el marido y luego el trabajo.
—Fíjate que para mí no es así, Seonghwa —lo empujó lejos de su cuerpo.
—¿Quién te crees que eres para hablarme así? —levantó su mano listo para estamparlo contra su mejilla.
—¡Golpéame! Hazlo para que te odie más de lo que ya lo hago y te termine abandonando como Yuna lo hizo contigo.
Dicho eso, Seonghwa se quedó estático en donde estaba, aquellas palabras le habían dolido, porque era cierto, Park Yuna lo había abandonado y esa era una herida que a pesar de los años nunca iba a cerrar.
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